viernes, 20 de mayo de 2011

Edmundo López Bonilla: LAS VERDADES DE PEROGULLO (110529)


LAS VERDADES DE PEROGRULLO

Edmundo López Bonilla

Más allá de enredarnos en los recursos de distracción del personaje, que como los gatos, trata de tapar sus surrazones, parangonando su actuación con políticos importantes, o declarando a destajo “las acciones que tomará su gobierno” como si de un simple candidato en campaña se tratara, y no de un gobernante a quien se le acaba el tiempo, hemos de ocuparnos en comentar y analizar asuntos que tienen problemas añejos y que de no tomarse en serio, seguirán por los años que dure el “modelo” neoliberal que sufrimos con toda su fuerza desde el sexenio 1982-1988; esto es, la friolera de 29, sin dejar de recordar la devaluación del peso al final del mandato de Luis Echeverría Álvarez en 1976.
Uno de ellos es el de los mineros, reflejo de la indefensión que a pesar del sindicalismo, sufre el numerosísimo gremio de los que únicamente tienen como capital la fuerza de sus brazos… cuando tienen la suerte de estar “formalmente” empleados.
Decíamos en el artículo de la semana pasada que la minería fue impulsada en la época de la Colonia, porque como hoy el petróleo, la minería era fuente de divisas, pero también como en la actualidad, el petróleo, se convirtió en bien mostrenco para los grandes tlatoanis que no rinde cuenta a nadie de las ganancias que genera la comercialización del tesoro petrolero.
En la historia reciente, el 9 de febrero de 2006 en la mina Pasta de Conchos, en Coahuila, le explosión de gas acabó con la vida de 65 mineros. Según las autoridades, el rescate de los cuerpos era imposible y trascendió que de llevarse a cabo, la maniobra pondría al descubierto la enorme cantidad de fallas técnicas y de mantenimiento que provocaron el accidente. Irregularidades que fueron solapadas por las autoridades, —al Grupo México, concesionaria de la mina— que se supone, están para garantizar, no sólo el buen desempeño de estas instalaciones, sino la protección de la vida y  el entorno. No importaron las movilizaciones de las víctimas, porque las esposas, hermanos, hijos, padres, abuelos y amigos de los muertos también son víctimas de esa desgracia. Los 65 mineros muertos, yacen en una tumba de carbón que sus familiares no podrán visitar.
Por la mañana del 3 de enero de 2001, en Sabinas, Coahuila, en el “pocito” en usufructo por la compañía Binsa, ocurrió otra explosión, 14 mineros muertos y un niño auxiliar en la boca del túnel perdió un brazo por la fuerza de la onda expansiva.
Como es mi norma, he de apoyarme en notas periodísticas para sustentar mis dichos, en la imposibilidad de estar donde se generan los comunicados oficiales. Del periódico “La Jornada” del lunes 9 de mayo de 2011, tomo la  información: Total desorden, negligencia y omisión en concesiones mineras”. La nota se encarga de informar las acciones del grupo de familias afectadas por el desastre de Pasta de Conchos. “Tras revisar la situación de más de 5 mil títulos mineros entregados en la década de gobiernos panistas, un análisis de la Familia Pasta de Conchos evidenció que hay un total desorden, negligencia y omisión en el manejo de las concesiones por parte de la Secretaría de Economía (SE).”(…) “Las concesiones se otorgan sin control, pues la SE no verifica la existencia de las empresas a las cuales entrega títulos de explotación; incluso los mineros y poceros que las reciben tienen elevados adeudos con los gobiernos federal y estatales, ya que no pagan lo correspondiente a los títulos. Al menos 50 por ciento de los empresarios carecen de actas constitutivas que acrediten que los socios inversionistas son mexicanos; sólo una décima parte está regularizado ante el fisco”. (…) “Además estas empresas ejercen una permanente defraudación ante el Instituto Mexicano del Seguro Social, que a su vez tolera las violaciones de los empresarios mineros y no realiza auditorías de ningún tipo”.
Parece un juego, pero esta importante información no surgió —como debiera ser natural— de la Secretaría de Economía, ni de la Dirección General del Instituto Mexicano del Seguro Social, sino de lo que ya tiene el nombre de “Familia Pasta de Conchos”, organización de damnificados del desastre minero y de la voracidad de los concesionarios que explotan, y esta visto, hacen explotar por falta de mantenimiento preventivo y la omisión a las reglas de seguridad, a las minas en la región carbonífera.
¿Y por qué cree usted que al gobierno no le interese el monto que representan los impuestos que generarían 5 mil títulos de mineros? Digo gobierno, porque las dos dependencias aludidas forman parte de él. Si hay títulos de explotación de mineral, debiera haber impuestos; si los títulos se hacen efectivos es necesaria la mano de obra y las empresas —en teoría— generan cuotas al IMMS. Repito la pregunta: ¿Por qué cree usted que al gobierno no le interese el monto que representan los impuestos que generarían 5 mil títulos de mineros? La investigación de los verdaderos mineros, que son los que extraen el carbón y en la opresión de los socavones tienen que amordazar el temor que las galerías subterráneas causan; que sufren desgaste físico y el desgaste de constatar en carne propia que sus vidas no son más valiosas que una herramienta; que son acosados por la silicosis que lentamente los llevará a la muerte; que están conscientes del peligro que toda labor de esa naturaleza lleva intrínseca y que saben que están condenados a muerte  en cualquier momento por la chispa que haga convertir  en un infierno las toneladas de gas metano —que por lo pronto no es rentable extraer—, nos  dan la información que el gobierno y los “mineros” de cuello blanco se cuidan muy bien de mostrar.
Como no hay acción sin reacción, Notimex, por medio de “La Jornada” del día 16 de mayo de 2011, informa: “Inician inspecciones a 100 minas de carbón en Coahuila” México, DF. Varias dependencias federales y estatales iniciaron a partir de este lunes la inspección de al menos 100 minas en la región carbonífera de Coahuila, para verificar que cumplan con la normatividad laboral, informó la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS). (…) En un comunicado conjunto con la Secretaría de Economía (SE), el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) y la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), la STPS señaló que la intención es revisar estos 100 centros de trabajo en los próximos 90 días. (…) A través de la Inspección Federal del Trabajo, los inspectores revisarán que concesionarios y empleadores cumplan con la normatividad laboral, particularmente en lo que se refiere a condiciones de seguridad. (…) Con particular cuidado se revisará el cumplimiento de la Norma Oficial Mexicana (NOM-032-STPS-2008) Seguridad para Minas Subterráneas de Carbón, en cumplimiento del acuerdo asumido entre autoridades de los tres niveles de gobierno. (…) A solicitud de la Secretaría del Trabajo, la de Economía (por medio de personal de la Dirección General de Minas) practicará las visitas cuando se detecten incumplimientos a la Ley Minera y su Reglamento. (…) Por su parte el Instituto Mexicano del Seguro Social “ejercerá sus atribuciones en aquellos casos en que, derivado de las inspecciones sobre condiciones de trabajo, se detecten inconsistencias relacionadas con las altas y bajas ante el instituto”. (…) En tanto, la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente intervendrá cuando se detecten posibles violaciones a las obligaciones de impacto y riesgo ambiental. (…) En todos los casos, las autoridades competentes podrían imponer sanciones que van desde las restricciones de acceso y suspensiones de obras, hasta multas, clausuras y cancelación de títulos de concesión. (…) Las minas a inspeccionar se determinarán con base en la información de la Promotora para el Desarrollo Minero del estado de Coahuila, así como del Servicio Geológico Mexicano. (…) La primera etapa del operativo de inspección incluye a todas las minas y pozos que surten a la Comisión Federal de Electricidad (CFE). (…) “Lo anterior con el propósito de identificar a aquellos proveedores que no cumplen con sus obligaciones para que, independientemente de las sanciones administrativas, se vean imposibilitados de vender, hasta en tanto no regularicen su situación”, aclaró la STPS. (…) Estas inspecciones su suman, dice el comunicado, a las que se han realizado en el pozo siniestrado en Coahuila y otros tres, que han derivado en sanciones. (…) Al respecto el secretario del Trabajo, Javier Lozano, envió a través de su cuenta en Twitter el aviso de que este día comienzan las inspecciones.
Fue necesario transcribir la nota íntegra, porque es prueba de todo lo que los gobiernos y los entes que anteriormente debieron hacer y omitieron, y las que en la actualidad participarán en la revisión, han dejado de hacer, no a lo largo de la gestión panista, sino a través del tiempo. “Después del niño ahogado —ojalá— se tapa el pozo”.
En la novela “La Vorágine” de José Eustasio Rivera, el viejo cauchero don Clemente Silva, se ilusiona cuando lo nombran guía del funcionario que viene a la selva, el inspector del gobierno, pero al mismo tiempo teme de esa presencia, porque la experiencia le dice que los patrones de las caucherías, después de sobornar al funcionario con dinero, zalamerías y atenciones, lo llevarán a ver solamente lo que ellos quieren que el inspector vea. Y una vez terminada la “inspección”, ese hombre se marchará para rendir un informe que desmiente todo lo que sobre la esclavitud, la explotación, las enfermedades y los asesinatos, se dice en Manaos y que él conoce tan bien, como conoce los vericuetos de la selva que devora hombres y devuelve despojos… o solamente huesos, cuando llega a ser generosa.  
Ese es el peligro. Se mueven grandes intereses en los altos círculos de empresarios y altos funcionarios del gobierno. Y aunque esto no fuese el asunto, es demasiado escandaloso por la corrupción, las omisiones y las muertes. De tal modo que para “las razones de Estado” resulta demasiado tentador dar la solución que José Eustacio Rivera retrató en su novela. Solución que hoy será enriquecida con un eficiente aparato publicitario, que en realidad se transformará en escaparate electoral; no debe perderse de vista que “el mero gallo” —según él mismo lo pregona— para la candidatura a la presidencia de la República, es el inefable Javier Lozano.
 Mas regresando a la realidad y para que usted participe en estos ejercicios de análisis —si así se pueden llamar—, hurgue en sus recuerdos y mentalmente contabilice un acto de corrupción que tenga parecido con lo que líneas arriba acaba de leer. Hágalo, sin pasión, no se precipite. Le aseguro que tendrá usted material —de todo el mundo— para varios días o semanas de  echar a trabajar la maquinita de los recuerdos y los agravios.

18-19 de mayo de 2011

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