jueves, 12 de mayo de 2011

Edmundo López Bonilla: LAS VERDADES DE PEROGULLO (110512)


LAS VERDADES DE PEROGULLO

Edmundo López Bonilla


Desde épocas remotas su posesión significa riqueza. Ha sido causa de innumerables tragedias: desde la guerra hasta el asesinato a sangre fría. Durante mucho  tiempo los países pudieron garantizar el cumplimiento de sus compromisos económicos con las reservas de este metal y emitieron billetes de banco respaldados por las cantidades acumuladas en sus arcas. Hasta donde sé, Cristóbal Colón no estaba corroído por la ambición de encontrarlo en Las Indias; la historia nos dice que su búsqueda era de las especias, condimentos preciados, esenciales en la época para adobar y conservar las carnes en un mundo donde solamente la salazón y el fuerte sabor de la especiería las hacían comibles. Pero sí se cuenta con el testimonio de uno de los primeros conquistadores. Bernal Díaz del Castillo nos habla del interés que el oro mostrado por los nativos despertó en la mente de los expedicionarios que por fin lograron consumar su invasión con la caída de la orgullosa Tenochtitlan. Y desde entonces el suelo y las  entrañas del continente que más tarde se llamaría América, han sido escudriñados para arrancarle el oro, la plata.
En México, el exterminio de los apaches estuvo relacionado con el oro. Qué otro atractivo tenían las áridas sierras que estas tribus insumisas habitaron ancestralmente, pero donde la experiencia del conquistador detectaba los signos prometedores de riqueza. Salvo algunos yacimientos superficiales, el metal yace bajo el suelo y la geografía de México, como la de otros países del hemisferio sur, está acribillada de minas. Minas explotadas por el encomendero, que se valió de la mano de obra de los indios. Socavones que a  cambio de sus riquezas exigieron su tributo de muerte. Tesoros invaluables que el imperio español dilapidó en su quimera de ser cada vez más grande, cada vez más rico. El régimen colonial fue gran impulsor de la minería.
El célebre don Pedro Romero de Terreros logró fama y fortuna por medio de la minería y su concepción de la época  y de su propio poder propició la primera huelga minera de la Nueva España.Debido a las ideas y propuestas para realizar grandes acciones de índole religiosa, cultural y de beneficencia, se le otorgo en diciembre de 1768, por parte del Rey Carlos III de España, el título de Conde. El personaje escogió el nombre de “Conde de Regla”,  por la devoción que tenía por la Virgen de Regla. El auge minero hizo al Conde de Regla más poderoso, pero también surgían problemas entre los mineros que trabajaban en sus minas, porque el Conde decidió quitarles el “tequio”, —“tequio. Sociología. (náhuatl téquitl, trabajo). Tarea, trabajo personal que se imponía a los indios”. que era parte del mineral que extraían y que tradicionalmente se les permitía conservar. —En la mina “El Edén”, enclavada casi en el centro de la ciudad de Zacatecas y actualmente cerrada por contaminante, informan que en la época colonial en esa mina los indios trabajaban para ganar únicamente el sustento— Debido a estos sucesos, en 1766 estalló una huelga, que fue considerada como la más importante en el México colonial. El conflicto causó grandes problemas para Romero de Terreros, porque afectó la reputación ganada durante años, además de las pérdidas ocasionadas por la suspensión en la explotación de los minerales. Con este panorama ante sí, Pedro Romero de Terreros optó por dejar las minas sin producir antes que ceder y se retiró a su hacienda de San Miguel Regla y Santa María Regla en el estado de Hidalgo”.  ¿Algún parecido con Pasta de Conchos y los “pocitos” que requieren su propio espacio?
Esta introducción tiene la finalidad de servir de antecedente para la nota “México S. A.” de Carlos Fernández-Vega —y que transcribo casi íntegra por su importancia —del diario La Jornada del día sábado 7 de mayo:

Siguen las buenas noticias que en segundos se transforman en malas, por no decir en pésimas. La Jornada (Susana González) informó que en la última década, (…) del subsuelo mexicano se extrajeron alrededor de 354 toneladas de oro, más del triple de las que recientemente adquirió el Banco de México para fortalecer e incrementar las reservas internacionales del país. Ésa es la buena; la mala, que esa enorme riqueza, perteneciente a la nación, se quedó, íntegra, en manos de empresarios, principalmente canadienses, que de esta República (…)han hecho su propio paraíso.
La Jornada continúa: la producción nacional de oro aumentó 180 por ciento, al pasar de 22.9 a 64.2 toneladas anuales entre 2001 y 2010, pero la mayor parte de las 353.8 toneladas acumuladas en los 10 años (…) fueron exportadas en polvo, lingotes u onzas troy, principalmente a Estados Unidos, Canadá y Suiza, según información del Inegi, la Coordinación General de Minas de la Secretaría de Economía, el Banco de México y el Servicio Geológico Mexicano. El Fondo Monetario Internacional informó el miércoles que México compró 100 toneladas de oro para diversificar sus reservas ante la depreciación del dólar. El BdeM confirmó la compra realizada en el primer trimestre de este año, con la cual las reservas en oro subieron de 221 mil onzas troy equivalentes a 6.87 toneladas, a 3 millones 22 mil onzas, o un centenar de toneladas de oro. Se estima que el BdeM pagó 4 mil 344 millones de dólares para comprar las cien de toneladas de oro, pero en el mismo periodo las exportaciones del metal mexicano ascendieron a 5 mil 833 millones, equivalentes a 37 por ciento de las ventas foráneas de todos los productos mineros.
”Por si fuera poco, el oro representa el principal sustento del auge que, según las autoridades, ha experimentado la industria minera en los últimos años y que se ha caracterizado tanto por el aumento de empresas extranjeras en el sector, encabezadas por las de Canadá, como porque subieron las exportaciones de metales preciosos, cuya cotización se disparó en la crisis financiera. A nivel mundial, México ocupa el lugar número 12 en la producción mundial de oro, pero los registros de la Secretaría de Economía indican que las grandes empresas acaparan 94.49 por ciento de la producción nacional; 5.29 por ciento se reparte entre medianas compañías, y sólo 0.22 por ciento corresponde a pequeñas mineras.
”Desde luego que el citado no es un caso exclusivo (por el contrario, es norma como producto de la política privatizadora), pero resulta escalofriante que los mexicanos deban pagar miles de millones de dólares por una riqueza que su propia tierra tiene, y en abundancia, de la cual fueron vilmente despojados por decisión de gobiernos ajenos al interés nacional. ¿Qué recibe el país a cambio de la desparpajada política de concesiones mineras? Va un botón de muestra: Ley de Ingresos 2011: regalías provenientes de fondos y explotaciones mineras, cero pesos, cero centavos.
”Para su explotación bajo la modalidad de concesiones mineras, el gobierno federal ha traspasado al capital privado (nacional y extranjero) más de 25 millones de hectáreas del territorio nacional. Los consorcios que las explotan obtienen pingües ganancias, suelen estar muy alejados del SAT (aunque éste les regresa impuestos), generan empleos miserables e inseguros. Y todavía hay que pagar por el oro que se llevan. Impresionante.
”De acuerdo con información del Senado de la República, los beneficiarios de las concesiones mineras en México sólo pagan –cuando lo hacen– por cada hectárea o fracción concesionada o asignada, el derecho sobre minería de acuerdo a una tarifa de cuotas, las cuales son verdaderamente ridículas, pues en 2010 se fijaron entre 5.08 (la mínima) y 111.27 pesos (la máxima) por hectárea, de acuerdo con los años de vigencia de la concesión, independientemente del valor y el volumen del mineral obtenido. En septiembre de 2009, un grupo de legisladores (no panistas, obviamente) propuso modificar la ley respectiva para obligar a las grandes empresas mineras a enterar al fisco cantidades suculentamente mayores a las que hasta ahora aportan, si es que en realidad lo hacen. Planteó el cobro de un derecho por 4 por ciento sobre el valor de los bienes sujetos a extracción, cuantificado en el lugar donde se dan estas actividades, independientemente del domicilio fiscal de las empresas o particulares, titulares de la concesión o asignación minera correspondiente. (…) tal propuesta fue rechazada por la mayoría legislativa, y terminó en el bote de la basura.
”De acuerdo con información de la Cámara Minera de México, en Argentina se aplica un impuesto de 3 por ciento a la extracción minera; en Brasil la tasa varía según el mineral de que se trate, pero va de 2 a 3 por ciento; en Chile de 0.5 a 5 por ciento y en Perú de uno a 3 por ciento. ¿En México? Cero por ciento; sólo la simbólica cuota fija por hectárea. Y por lo que toca a regalías mineras, la base para el reparto es así: Argentina, sobre valor boca mina; Brasil, ingreso neto; Chile, sobre renta gravable con ciertas adiciones y deducciones; Perú, ingresos menos algunos costos de tratamiento. ¿En México? Ridícula cuota por hectárea y consolidación fiscal (en Canadá no se permite, de allí que el mayor número de empresas extranjeras barrenando el país sean de esa nacionalidad, porque aquí sí les otorgan el privilegio). Verdaderamente demencial.

El columnista Carlos Fernández-Vega pone nombre a este desatino: “demencial”. Debemos ponerle nombre a la estrategia de distracción de que el Sistema se vale para ocultar todas estas satrapías y entreguismos, porque no es sólo el gobierno, son sus cómplices políticos y económicos: guerra no pedida y violencia desatada de “buenos y malos”; deshonesto, insultante uso de los medios de comunicación; hundimiento cotidiano de valores; desvarío de las políticas educativas; desempleo, y flotando sobre todos los etcéteras, la gangrena de la corrupción. En el afán de ponerle nombre a la tragedia que sufrimos y para no hundirme en el tremedal que puede resultar del mal uso de los vocablos, recurro al Diccionario: “Perversidad (del latín pervesǐtas,-ǎtis.) f. suma maldad de las costumbres o de la calidad o estado debidos”.
Puede ser, lector, que considere al término es demasiado tibio. Pero usted, de acuerdo con su ánimo y sus agravios, enriquecerá la nómina. Se vale.

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La marcha pacífica se realizó y en el Zócalo de la ciudad de México, Javier Sicilia, contuvo a los desbordados o provocadores. Hubo propuestas. Queda por ver la respuesta… ¡Esperaremos!

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